How I Paid My Taxes with My Art: Exploring Mexico's "Pago en Especie" Program

Cómo pagué mis impuestos con mi arte: Explorando el programa "Pago en Especie" de México

Como artista, gestionar los impuestos puede resultar abrumador. Sin embargo, México ofrece una oportunidad única para los artistas: el programa "Pago en Especie" , que permite a los creadores pagar sus impuestos con sus propias obras.

Lanzada originalmente en la década de 1980, esta iniciativa se diseñó para apoyar y promover las artes, integrando a la vez las contribuciones creativas al patrimonio cultural nacional. A principios de 2025, decidí participar en este programa por primera vez, y el proceso fue sorprendentemente sencillo.

Mi experiencia personal

A principios de este año, tras vender algunas piezas en México, tuve que gestionar los impuestos de mis ganancias. En lugar de pagar en efectivo, opté por participar en Pago en Especie . Así fue:

  • Visité las oficinas del SAT en Hermosillo , donde me brindaron una orientación clara sobre los trámites necesarios.

  • Después de llenar varios formularios y proporcionar imágenes y documentación de mis obras, fui aprobado.

  • Las piezas presentadas ahora pasan a formar parte de la colección de arte público, una contribución al legado cultural de México que resulta profundamente significativa.

Este programa no sólo alivia la presión financiera de los artistas que trabajan, sino que también garantiza que nuestro trabajo siga vivo dentro del panorama artístico del país.

¿Tiene Estados Unidos un programa similar?

Tras hablar con amigos en EE. UU., me di cuenta de que no existe un programa idéntico a nivel federal. En Estados Unidos, los artistas suelen vender sus obras para pagar impuestos, y las donaciones de arte a museos o instituciones públicas pueden optar a deducciones; sin embargo, pagar impuestos directamente con el arte no existe como vía oficial.

Eso hace que Pago en Especie sea bastante especial: una verdadera muestra de cómo México valora a sus creadores.

Reflexiones finales

Pagar impuestos a través del arte resulta simbólico: contribuir a la sociedad no solo económicamente, sino también culturalmente. Es un modelo que otros países podrían sin duda seguir: encontrar nuevas maneras de conectar la creatividad con el deber cívico.

Para mí no fue sólo una solución práctica sino un honor.

Si eres artista y trabajas en México, te animo a explorar esta opción. Y si estás en otra parte del mundo, vale la pena imaginar: ¿qué pasaría si creatividad y contribución fueran la misma cosa?

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